Uno de los encantos, y también una de las dificultades, a la hora de coleccionar marcadores de páginas es la complejidad de acotar el término. Desde un pétalo seco a una servilleta de papel pueden servir de marcapáginas y, por lo tanto, podrían entrar en una colección. Aunque, el sentido de los coleccionistas les lleva a escoger objetos más elaborados. Pero, aún así, siempre existen dificultades.
Por ejemplo, este recordatorio de la ordenación de mi amigo Roberto Mata como diácono. Cuando me lo entregó, le agradecí el detalle: "¡Qué original, hasta has hecho marca páginas!" Y, aunque él aseguró que era un recordatorio hecho por las hermanas pasionistas de Fitoria, Oviedo, concluimos que se podía definir como un "marcapáginas-recordatorio". Y, así figura en mi colección.
Incluso tengo alguno más para intercambiar.
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